¿Dónde están las vacas (matarile, rile, rile)?

Otra vez, ahora gracias a los amigos de ENBA, he tenido la ocasión de volver a la Cornisa Cantábrica. Además, por razones de agenda, lo hice en autobús desde Zaragoza.

Se confirmaron mis perores temores: ¡Unos desconocidos han secuestrado a nuestras vacas lecheras! No queda una sola vaca lechera pastando por los prados, comiendo hierba.

Los secuestradores han hecho llegar un mensaje a la Policía que está investigando el caso. Reza así el comunicado: “Las tenemos  estabuladas, comiendo maíz y soja (de Brasil, Argentina o Ucrania) para ser competitivos”.

Sin duda, puede ser un movimiento lógico microeconómicamente hablando, a corto plazo, pero no tiene sentido a medio plazo y, menos aún, en un mundo sin cuotas lecheras.

Es el resultado, seguramente lógico, de la lógica productivista a la que ha estado (y sigue estando) sometido el sector, lógica y callejón sin salida a los que han estado encerrado los (cada vez menos) ganaderos que quedan. Significa una mayor inestabilidad  económica de las explotaciones; una mayor dependencia de las compras de insumos fuera de la explotación; mayor fragilidad ante la volatilidad (también creciente) de los precios de los cereales y la soja en los mercados mundiales.

Esto no tiene sentido. ¿Cuál es la ventaja comparativa de traer cereales y soja desde América Latina para producir leche en las explotaciones del norte de España? En un mercado competitivo, abierto y sin cuotas lecheras, siempre habrá alguien que lo haga mejor y más barato que nosotros.

Esto no tiene sentido. En la escuela de Agrónomos, en mi caso en Madrid, me enseñaron que la Cornisa Cantábrica  es nuestra Irlanda. Su ventaja comparativa son los pastos y la hierba. En base a esta ventaja, Irlanda es optimista ante el fin de las cuotas lácteas, mientras que los ganaderos de la Cornisa lloran.

¡Que no me cuenten que no hay pastos disponibles! Hay mucha tierra pública, muchos montes y pastos comunales, y hay muchas parcelas privadas abandonadas, sin cultivar porque sus propietarios (o sus herederos) ya no viven en el pueblo.

Estoy de acuerdo, un cambio de modelo productivo no es fácil. Un cambio del modelo de gestión de la tierra (empezando por la pública) lo es manos aún. Pero sabemos desde el año 1988 que las cuotas lácteas estaban condenadas a desaparecer un día u otro. Lo sabemos desde hace 17 años. Son 17 años perdidos para el cambio de modelo, 17 años en los que hemos promovido y hecho exactamente lo contrario.

Pero nunca es demasiado tarde para empezar a hacer las cosas bien, una condición necesaria (aunque no suficiente) para que tengan futuro los ganaderos lácteos españoles, para abordar el aspecto producción y costes de producción. Queda la otra mitad de la ecuación, la relacionada con el mercado, la comercialización y valorización de los productos; el gran peso de la leche UHT en el 2product mixt2 de la granja España, el de las ocasiones perdidas para la construcción de un gran grupo lácteo español, pero esto es harina de otro costal que abordaremos en otra píldora por venir.