Un debate necesario: ¿Qué futuro para la ganadería intensiva española?

A finales del mes de mayo 2014, difundí por las redes sociales un interesante artículo sobre le evolución previsible de la demanda mundial de soja y el papel creciente importador de China (http://www.chil.org/news/10359). Jesús López Colmenarejo, uno de nuestros grandes periodistas agrarios a la cabeza hoy de la revista Agricultura (@jlopezcol, en twitter), con razón concluyo que esto no eran buenas noticias para nuestra ganadería intensiva, que es como decir para casi toda la ganadería española de cerdo, pollo, leche, cebo de vacuno y corderos.

La pregunta que le hice en las redes sociales, y que provocó un interesante intercambio de opiniones fue: ¿Tiene sentido que España sea hoy la segunda potencia ganadera europea detrás de Alemania? ¿Tiene futuro una ganadería como la española  que basa su alimentación en productos importados desde América?

Esta pregunta tiene varias declinaciones en función de los productos. ¿Podrá la ganadería láctea española ser competitiva frente a una ganadería con base de tierra y gran importancia de pastos, sobre todo si sigue teniendo como producto estrella la leche líquida? ¿Continuará en un futuro la exportación de canales de cerdo a Rusia?

Jesús recuerda con razón que hoy “toda la Unión Europea depende de la  soja americana y no solo España”. También se pregunta su “¿tuvo sentido hacernos soja-dependientes en los 60”s?” y también “¿Quién olvido la mejora de nuestras proteaginosas?”

A estas preguntas se pueden añadir otras: nuestro planeta será más sostenible si consumimos algo menos de carne. Globalmente, nuestra salud mejorará también. Además, los habitantes de los países en desarrollo tienen derecho a mejorar su alimentación, pero nuestro estilo de vida no es extensible los próximos 9 millardos de habitantes. Seguimos siendo el modelo de consumo de las nuevas y emergentes clases medias y nos debemos encontrar en un punto intermedio entre nuestras pautas de consumo actuales y las suyas.

Esto va a ocurrir. Podemos, como los avestruces mirar hacia otro lado o meter la cabeza bajo tierra, pero el mundo está cambiando, la geopolítica mundial está cambiando y mejor nos ira si anticipamos que si padecemos.

Estas reflexiones provocaron una lógica reacción de Jesús. “¿Mientras nos convertimos, comemos carne americana?¿Traemos el producto acabado?” E insiste: “La dependencia alimentaria es peligrosa”.

El complejo ganadero es el principal  motor de nuestra agricultura. No solo hay que contar con las producciones cárnicas sino también con gran parte de nuestros cereales y oleaginosas que van destinados a la alimentación animal.

Hace falta construir entre todos los actores del sector una estrategia compartida a largo plazo que nos haga salir del callejón sin salida en el que nos estamos encerrando. Para ello, hay primero que aceptar que tenemos un problema y mirar con interés como están trabajando otras regiones, como la Bretaña francesa, que tienen problemáticas en algo parecidas.